Ahora ya lo has pensado, ¿verdad que prefieres prepararlo?
¿Cuántas habitaciones tiene? ¿Cómo están los muebles? ¿Y las zonas comunes?
Retira todos los muebles feos, dejados, descuidados y anticuados.
Igual están bien, pero no van acorde con un piso de estudiantes, entonces venderlos es una buena opción. Y ello incluso puede darte paso a los muebles definitivos.
Lo mismo para la cocina y baño. Aprovecha y compartimenta los espacios. Dales caminos fáciles a los estudiantes.
No te digo que hagas obras, pero si puedes llevar a cabo un restyling:
Pinta azulejos, pinta o envinila mobiliario.
Y si en la cocina se puede comer, piensa en el número de comensales.
Limpia y repara como si se tratara del primer coche que te hablaba antes.
Las habitaciones, con pequeños puntos juveniles, con un punto incluso divertido, pero lo más neutras posibles.
Recuerda que en la adolescencia nos buscamos a nosotros mismos, a nuestro yo adulto y cada estudiante es un mundo.
Cuando más despersonalizado sea el lugar, mejor se va a encontrar.
Piensa en las necesidades de la persona, almacenaje, mesa de estudio, silla y una cama con un colchón deseable.
Crea espacios armoniosos.
Y el salón, ese lugar en el que apetezca estar.
¿Sabías que la decoración puede crear atmósferas más agradables con las personas?
¿No te gustaría pensar que has acompañado al buen rollo gracias al escenario creado?
Si tus estudiantes están cómodos y se sienten bien, querrán repetir en los años siguientes.
Y no tenerte que preocupar en buscar nuevos inquilinos es un ahorro de tiempo, dinero y energía.