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Como quien no quiere la cosa… crecemos, maduramos, evolucionamos, sufrimos cambios en nuestras vidas…
Y mientras tanto, al final del día, llegamos a nuestro hogar, aquel que se debe ir transformando y adaptando a cada una de nuestras etapas, para que nos haga de refugio, en todo momento.
Pero a veces, las situaciones nos sobrepasan, el corre corre, la falta de tiempo, de ideas, de visión global o de detalle. Y nuestra vivienda se va alejando, poco a poco, de nuestras necesidades, de nuestras inquietudes, de nosotros mismos.
En el podcast de Home Staging – marketing inmobiliario, se analizan todos aquellos ingredientes que bien combinados, contribuyen en la venta o alquiler de un hogar, de una forma más eficaz
Ya no se trata de vender un producto si no de ofrecer una experiencia que nos haga sentir.
Y el Home Staging estudia diferentes escenas que pueden llegar a recrear esos recuerdos.
Diferentes escenas que tu mismo puedes crear para que tu casa deje de ser solo la suma de cuatro paredes.
Pero hoy he decidido dejarlo para más adelante.
A veces suceden historias que nos hacen ver la vida de forma distinta.
Y más que enfocarnos en el futuro comprador.
Quiero enfocarme en ti.
En cómo te sientes tú como vendedor.
He leído a veces en las redes que lo Home Stager hacemos o hacen es magia.
Y no estoy de acuerdo.
No tenemos una varita, ni un curso en Hogwarts, permitirme el guiño a Harry Potter, es lo que tiene ser madre, acabas adentrándote en sagas en las que igual nunca hubieras reparado.
Lo dicho, no se trata de hacer magia.
Cuando un mueble antiguo, ha llevado muchas capaz de barniz, de pintura, rascadas, roces, deja de tener su encanto.
Pero si ese mueble tiene la suerte de caer en manos de un restaurador, alguien que empiece a pelar todas esas capas dañadas, entonces vuelve a recuperar toda su esencia.
Y qué me dices que pintarlo, con colores actuales, tonos románticos, que lo transforman.
Eso si es magia.
Y el Home Staging trata de eliminar aquellas capas que han ido ocultando la belleza que en un inicio poseía esa vivienda.
Normalmente eso no sucede, si el trato es con la inmobiliaria.
En este caso sí.
Yo ya estaba llevándome las últimas herramientas.
Ella llegó, pensó que ya no habría nadie y me pidió disculpas.
“Nooo” le dije, “es su casa”.
Me explicó que aún no había ido y que le hacía gracia verla.
Nada más entrar empezó a nombrarme a su madre y en qué diría si la viera.
Mi duda era de si aquel comentario era positivo o no.
Pero entonces empezó a explicarme que ella tenía su hogar más neutro, más vacío, más claro.
Que aquella casa se había ido oscureciendo con los años.
Que le gustaría que la viera su madre
“Porque volvía a tener luz”.
“Ya se lo decía yo a mi madre, que tenía demasiadas cosas”.
Vi un punto de nostalgia con una pincelada dulce.
La despedida de ese lugar iba a ser distinta.
Vendía la esencia de aquel lugar con una sonrisa.
Todo ayuda, la limpieza, la pintura, la retirada de muebles oscuros y después de un trabajo de Home Staging la magia de la fotografía, porque existen verdaderos artistas detrás de una cámara.
Que saben mirar de una forma única y su generosidad la plasman en una imagen que comparten con los demás.
Pero sobre todo la predisposición de las personas.
Es un trabajo de todos.
Y con los años, no me acordaré del color de las baldosas del suelo, o si, no lo sé.
Lo que estoy convencida de no olvidar, la conversación tan agradable con aquella mujer.
Y me gusta pensar que si la despedida de ese lugar, va a ser como me describió, la emoción del vendedor es tan importante como la del comprador.
Y si un día no puede ser agradable, mejor que no pase.
Y como quien no quiere la cosa, hasta aquí el programa de hoy . Así que nos seguimos encontrando cada viernes, si vosotros lo deseáis, en este nuestro lugar.
Y si queréis aclarar cualquier duda o conocer mis servicios, podéis hacerlo en comoquiennoquierelacasa.com/contactar
Para gente sensible con los detalles y previsión de bienestar.
*Música de dig.ccmixter.org