Orden en casa y Marie Kondo
La importancia del orden en casa no es sólo por la belleza de ver una casa recogida, si no más por cómo nos sentimos detrás de ella.

Orden y método Kon Marie
¡Orden en casa! Marie Kondo ¿no? Quién no la conoce ya a estas alturas y a su libro «la magia del orden», pero igual antes de ella, antes de que hubiera una guía escrita sobre la felicidad y el orden, muchos ya éramos los que apreciábamos que todo tuviera un lugar, como bien promulga. Sí es el tan anunciado «orden».
En otros tiempos
Seguramente un tanto por ciento muy elevado de mamás de antaño, ahora abuelas y en el mejor de los casos bisabuelas, no trabajaban remuneradamente porque lo hacían en casa.
Tiempos en los que la vida era muy distinta, pero sin pretender una inundación de nostalgia, sólo una comparativa para entender o buscar entender por qué nos afectan temas que antes no lo hacían.
Sin consumismo
Un pijama, no cinco, unos zapatos, no cinco, un de todo, si no cinco, diez o ¡quince! Pues dicho esto, las mamás seguramente trabajaban en casa, los todo a cien no existían, ni una tienda en cada esquina y el materialismo no había llegado a nuestras vidas.
Con todo ello el orden en los hogares de nuestros padres estaba salvado. Menos posesiones, alguien con más ocasiones para darles un lugar, menos ganas de tener por tener.
Actualmente
Ahora la situación ha cambiado, los dos padres trabajan, con pocas horas para ordenar y las casas llenas de cosas. En definitiva, demasiados objetos y poco tiempo para colocarlos.
Darle la vuelta a todo ello igual es la llave para que se abra una mente ordenada. El orden en casa es primordial.
Lo ideal
Pocas pertenencias y que cada una tenga su lugar produce también más tiempo para disfrutarlas, para disfrutarnos. Lo justo y necesario y todo con un sistema de guardado, un sitio, «la plaza de parquing» perfecta para cada objeto.
Surge la necesidad de hacer un ejercicio de estudio de nuestras propiedades, quedarnos con aquellas que realmente vayamos a utilizar y saber -con los ojos cerrados- dónde están, eso es lo ideal.
Y, en mi caso, así fue en solitario pero cuando las camas se multiplicaron por 4, todo cambió. Pero nunca es tarde, tener menos igual es sentirse mejor.
Abrir armarios, ver espacio en ellos, usar absolutamente todos los utensilios que se tienen en la cocina, que algo nuevo entre y saber que podrá tener un sitio, despedirse de la ropa que uno ya no se pone, darle vida en otro lugar, tener un control absoluto de los papeles que se pueden necesitar… todo ello da tiempo para que quepan otros momentos, momentos de hacer, de disfrutar… igual con los juguetes aún hay que aprender, pero todo llegará.
Reflexión
Igual dar un paso atrás, disfrutar de situaciones vividas, no correr tanto, dejar de hacer, de no estar (móvil y redes sociales a tope) y ¿los cafés de verdad? Menos extraescolares para mayores y pequeños, terapia de vida «slow» para todos. No llenar el tiempo de múltiples ocupaciones, se llena igual, aunque no lo creamos, sólo se trata de aprender a disfrutar de esas horas.
Las generalizaciones no son buenas, pero ¿a más de uno le ocurre algo parecido? A quién no, que se sienta afortunado y que lo disfrute.
Menos es más, que Gran frase ¿Verdad?